viernes, 14 de enero de 2011

PAOLA TINOCO y KELLY A.K. : Dos escritoras mexicanas desparraman su talento en Buenos Aires

Paola Tinoco García

y sus “Oficios ejemplares”

Por: Kekena Corvalán | 11 de Enero de 2011, Buenos Aires, Argentina

· Oficios ejemplares
Paula Tinoco García
Mexico España
Páginas de Espuma


Paola Tinoco García es coordinadora de producción y representante de la editorial española Anagrama en México. Pero esta vez nos reúnen sus cuentos, publicados por una de esas editoriales que da gusto mencionar, Páginas de Espuma por la excelencia de su fondo editorial y lo cuidado de sus ediciones.

Su director, Juan Casamayor, es uno de los principales responsables de que estos Oficios vean la luz en habla hispana, con una tirada de ejemplares que se reparte inicialmente entre México, España y Argentina pero que irá extendiéndose día a día.

Cassamayor le propuso un día publicar este volumen en un encuentro de trabajo, e incluso, según nos cuenta Paola, todo surgió espontáneamente y armaron el contrato en una servilleta.
Ha venido a recorrer Buenos Aires y está maravillada, probando manjares, recorriendo librerías. Conoce muy bien a la mayoría de los escritores argentinos, con muchos de los cuales puede compartir anécdotas y experiencias como jefa de prensa y coordinadora de la editorial de Jorge Herralde en México, y distribuidora de tantas otras.

Le pido nombres de escritorxs argentinxs que le gusten. No duda y empieza a enumerar: Samantha Schwebliny Fernando Mairal, Damián Tabarovsky y
Martín Kohan.

Aquí compra libros y discos, pregunta por escritores y artistas. Ya tiene en su valija la obra de
Rodolfo Fogwill. Se lleva una novela de Silvia Molloy. El fondo completo editado por La Compañía, y hablamos del Bioy inédito que editaron este año y que ambas deleitamos. También se lleva discos de Charly García y Astor Piazzolla.

Me recomienda leer a Daniel Sada, autor que, debo admitir, tengo en mi lista de prontos descubrimientos.

Hablamos de su libro de cuentos, del cuento, de todos los cuentos. Me dice con un lenguaje de experta en el tema, que el medio es complejo: “El género cuentístico es muy castigado por la decisión comercial que no lo ve muy vendible. Yo en cambio creo que sí tiene mucho presente, no más ver lo que hacen lo proclives que son los jóvenes a la brevedad, hoy más que nunca. Por ello el cuento ofrece la posibilidad de llevarse una historia en pocas líneas, y esa historia es una recompensa que se llevan”.

Hablamos del libro, de su lugar en el mundo de hoy, de Umberto Eco y su escritura que siempre es un puente que viene a decirnos que nada acabará con los libros. Paola cree que “el libro siempre va a funcionar, cada día reafirma su larga vida”. Me comenta que recibió una foto tomada apenas termina la 2da Guerra Mundial, donde se ve gente que ha entrando a una biblioteca bombardeada en Alemania; gente que mira los libros, que busca lo que ha quedado de ellos y lleva esa imagen guardada en su memoria, como un recuerdo de lo que sigue siendo necesario sostener.

El futuro augura otro volumen que ya está listo, también de la mano de Páginas de Espuma. Y una novela corta, cuya edición aún no tiene dónde ni cuándo, porque no hay apuro, nos dice.


Oficios ejemplares



Tinoco García es socióloga, con buen trabajo de campo, observadora de costumbres y modos, especialmente relacionados al mundo laboral. De allí estos 14 cuentos que retratan 7 oficios extravagantes para cualquiera que busque la rutina, el sueldo fijo y la profesión.
Algunos relatos están relacionados con el gremio de la autora (Ladrón de libros, El escritor, Jefa de prensa, La esposa del autor), otros con profesiones realmente extravagantes (Buzo de cementerio). Algunos más glamorosos (Cenicienta humillada, Fotógrafa a trois), otros relacionados con la marginalidad (Soñatriz, Lavacoches, Drug dealer). Algunos más pícaros (Pedigüeño profesional), otros con una marcada carga social (Boleteras).

El mundo del trabajo y su ausencia sobrevuela estos pequeños ecosistemas que son los cuentos, a través de este volumen de historias muy bien equilibradas, presentadas y sopesadas.
Deberíamos agregar que Oficios ejemplares viene además muy bien ponderado por Ricardo Piglia, Enrique Vila-Matas y Andrés Neuman. Cuando se lo recordamos, se sonroja, porque son tres de sus escritores más admirados. “Piglia me ayudó mucho, fue un gran estímulo, corrigió finales, sugirió oficios, es un gran maestro para mí”.

Quizás el principal logro de estos cuentos es la frescura que aportan en una escritura despojada de citas intelectuales que retoma el mero hecho de contar, recuperando historias más o menos cotidianas.

Desde el estilo, tienen algo de la picaresca española, de la capacidad de reírse de la desgracia. Es sencillo, pero no simple. Hay una complejidad muy bien ordenada entre lo ingenuo del desarrollo y la ironía implícita hacia el mundo del trabajo, plagado de “oficios”, eso que no se estudia, que constituye una respuesta adaptativa a las necesidades del medio, una práctica muchas veces intuitiva.

Y este es el punto, que celebramos. Se trata de una escritura que no pretende más que la utopía de la literatura: llevarnos con ella hacia mundos posibles, donde la realidad cotidiana es una excusa para contar historias que se abren y cierran, como una noticia, como un chisme, como un tema de conversación, como un sueño ajeno adonde asomarnos, al comienzo casi casualmente, pero que finalmente se vuelve tan necesaria como la recompensa de un buen botín.

Kelly A.K.

y sus Bellas durmientes

Por: Kekena Corvalàn | 11 de Enero de 2011, Buenos Aires, Argentina

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Editorial TEXTOFILIA
ISBN: 9786077818205
1ra edición, octubre 2010
http://www.textofilia.com/

El libro que dispara estos comentarios llega a mis manos de casualidad. Está editado por un pequeño sello que no existe en Argentina, pero que tiene un nombre sumamente atractivo: Textofilia.

La espera, seducción de las bellas durmientes, es un libro pequeño y de buena factura, con detalles de delicadeza editorial. Buen anfitrión; un libro para las dormidas, que nos hace esperar más de este nacimiento y hace resonar como un murmullo la frase de Clarice Lispector que contiene: “Elegir la propia máscara es el primer gesto voluntario humano, y es solitario”.

El tema tiene que ver con reflexionar sobre una transformación de las muchas que operan en los cuentos de hadas: el de las mujeres que duermen en bellas durmientes. Un tema que nace en la literatura. Kelly, explicita sus orígenes. La versión más temprana es la de Giambattista Basile, en 1634. A ella le siguió la de Charles Perrault y en pleno romanticismo, la de los hermanos Grimm, que añaden el detalle de la maldición del hada.

La autora va a trabajar el tema en tres obras de la narrativa actual: La casa de las bellas durmientes, de Yasunari Kawabata, The sleeping Beauty Erotic Trilogy. De Anne Rice (bajo el seudónimo de A.N.Roquelaure) y La muerte y la doncella I-V, de Elfriede Jelinek.

Es un ensayo, cosa que celebro. Esto en parte explica el hecho de que esta escritora no escribe replicando. No está obligada a responderle a nadie, ni tiene que superar otro texto académico dentro de un campo crítico. Ella escribe para sí misma, e incluso así lo da a entender sembrando pistas.

Celebro el ensayo también por otro motivo. Los ensayos tributan, lo dice quien prologa este libro, Alberto Ruy-Sánchez, a los experimentos. Y es lo que provoca Kelly al cruzar tres obras literarias con tres conceptos y distintas teorías.

El cómo lo hace tiene que ver con su ethos. Y en este ethos, ser mujer no es un dato indiferente.


Los conceptos y las teorías


Los tres conceptos con los que leer el tópico de la bella durmiente son, para Kelly: el aura, la mirada, la espera.

Para ello hecha mano de diversos modelos teóricos, de los cuales tomamos a tres fil÷osofos: Walter Benjamin, Didí Huberman y Jean Baudrillard, teniendo disparadores interpretativos también en textos de la más recta tradición psicoanalítica.

Hay dos grandes textos que mecen el tejer de Kelly para que el resultado sea una escritura sumamente cautivante. Se trata de Fragmentos de un discurso amoroso (Roland Barthes) y On wait (Harold Schwaizer, hay versión castellana pero no en Argentina).

Con estos cruces teóricos analiza los textos literarios mencionados. Pero el libro no es un ensayo de crítica literaria. Es una obra donde un despertar (la escritura) despierta en otro despertar (la lectura). En el medio, un tiempo que transcurre, inaprensible para quien estaba durmiendo, eterno para quien espera ver al otro despertar.

Mediante el concepto de aura en sus dos valores, el cultual y el exhibitivo, establece conexiones entre la bella durmiente y la obra de arte, poniendo de manifiesto sin proponérselo, un aspecto central de la historia del arte moderno: el status de objeto (de culto y de exhibición/posesión) del cuerpo femenino. Lo que vuelve bella a la bella durmiente, es su aura, que proviene justamente de ser durmiente, es decir, objeto.

Con el concepto de mirada, juega con Didí Huberman y “Lo que vemos lo que nos mira”, para proponer que esa bella que duerme, toda vez que es contemplada por el príncipe, el amo o el poseedor, lo está mirando con los ojos cerrados, lo está escrutando y definiendo. Es el príncipe quién necesita a la durmiente para saber quién es, para saber, es decir, para poder.

Esta vuelta de tuerca en este mito literario me permite pensar ciertas tensiones que señalizan el arte de la modernidad, desde Las Meninas (o desde la primera bella durmiente que nos mira, La Venus de Urbino del maestro de Velázquez), hasta la más “óptica” de todas las miradas (por la naturaleza de su soporte y el ojo que supone su modo de registro, un lente), la de Jean Luc Godard, cuando dice aquello de que no somos nosotros los que miramos al cine, si no es el cine que nos mira. Es decir, la modernidad como discurso que gira en torno a la bella durmiente/obra de arte que miramos pero que en realidad nos define y sin la cual no somos.

Finalmente, con el concepto de espera, aquí, el juego crítico de Kelly es realmente encantador, porque es el broche del proceso en el que el aura y la mirada han hecho sus persecuciones y sus ritos. La espera no es un valor de nuestro tiempo, no estamos acostumbrados a esperar para saber.

Al final del libro y luego de recorrer estos conceptos del aura, la mirada y la espera en la relación dialéctica entre la bella durmiente y quien la contempla/despierta, una suerte de epílogo en formato de confesiones de diario nos deja el refuerzo de una presencia que reprimió en el ensayo: las marcas personales de su búsqueda.

El texto de Kelly A.K. es sumamente cuidadoso y afectuoso con sí mismo. Es una delicia para la lectura, y un estìmulo donde las referencias a lo personal construyen también el perfil del ensayo. Ser bella durmiente es un acto femenino, y como lo tal nos refleja.



Publicado en leedor el 10-01-2011

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